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Mostrando entradas de marzo 18, 2010

La Odisea de Penélope.

                      Aquella mañana, la aurora, de rosados dedos, resplandecía refulgente ante el comienzo del que sería el más recordado y anhelado de los días que vendrían, para la joven Penélope. Era una mujer, cuya belleza sólo era equiparable a la hermosísima Diana y cuyos encantos, se asemejaban a la seductora y sensual Venus, sin embargo, se encontraba sumida en una tristeza, de la cual por más que luchase incansablemente contra ella, siempre culminaba abatida por la resignación y el desconsuelo.             Penélope, llevaba una vida, que no pocos deseaban alcanzar. Su encanto y belleza natural, atraían de sobremanera a todos quienes la vieran por vez primera. Su piel nívea, sutilmente marmórea, sus brillantes ojos, tal cual la diosa Minerva, su cabello uncido en un matiz azabache y sus labios de un rojo carmesí, arrancaban más de un suspiro al contemplar su andar altivo, cuya vitalidad y jovialidad, habían provocado muchos desamores y corazones rotos, que prontamente cupid